La vida de las personas gira en torno a un espejo,
que casi nunca devuelve, lo que realmente vemos.
Unos se miran siempre, no para ver su reflejo,
si no, para atusarse, cien mil veces el pelo.
Otras observan curiosas, la celulitis, o un pelo,
miradas inquisidoras, que aterran hasta los muertos.
Otras no quieren mirarse, pues temen la realidad,
de no tener el cuerpo perfecto, y se odian a si mismas,
aunque sean bellas por dentro.
Y están los que se observan, y se siente superbellos,
sus cuerpos esculturales, como de los Dioses Griegos,
con miedo a comer, y bebiendo mil pociones para sus
musculos poder mantener, y batiendose entre ellos,
que si yo soy el más guapo, que si mas gordos los tengo.
Y esta triste sociedad, que se fija solo en eso,
si eres guapa, o si eres feo, o si te sobran los kilos,
y que pierdas mucho peso, para parecer Adonis,
otro de esos Dioses Griegos, que perfectos parecen,
pero quien sabe por dentro, si están podridos,
o tienen poco talento, o si son buenas personas,
o unos tios estupendos.
El espejo ha de mostrar, lo que realmente somos,
que lo que hay por dentro, ya lo diremos nosotros.
Por eso no has de juzgar, por el aspecto solo,
pues hay grandes corazones, dentro de esos cuerpos gordos,
de esos pelos insurrectos, y de esos rostros toscos.
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