EL ARROYO
Serpentea entre montañas,
entre la hierba y la flor,
entre los cantos rodados,
regando a su alrededor,
dándole vida a los huertos,
y tarea al pescador.
Alojo a miles de peces multicolor,
que brincan, en los recodos,
saltando y bailando al son,
del canto de pajarillos,
y de cigarras tumbadas al sol.
Con el blanco de los almendros,
cuajaditos ya de flor.
Y doy de beber a todos,
pues esa es mi misión,
la de embellecer al mundo
con mi plateado resplandor.
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